Descubriendo Saskatchewan
Nuestra experiencia inolvidable en The Hotel Saskatchewan
Llegar a Regina y enamorarse de su esencia
Por fin, estabamos descubriendo Saskatchewan! Llegamos a Regina, la capital de la provincia de Saskatchewan, no teníamos idea de cuánto nos iba a sorprender. Es una ciudad tranquila, llena de historia, parques infinitos y una energía que te hace sentir en casa desde el primer momento. Todo parece moverse a un ritmo diferente: más pausado, más humano, más auténtico.
Nuestra aventura empezó en el centro de la ciudad, donde se levanta imponente uno de los edificios más icónicos: The Hotel Saskatchewan, Autograph Collection. Desde que cruzamos la puerta, sentimos que estábamos entrando a una cápsula del tiempo, pero con todo el lujo y el confort moderno. Su lobby tiene un aire clásico, con lámparas de cristal, mármoles y una elegancia que no se ve todos los días.
Nos encantó que el hotel no solo es un lugar para dormir, sino una experiencia completa. Su ubicación es perfecta: justo frente al Victoria Park, el corazón verde de la ciudad. Cada mañana abríamos la ventana y veíamos el parque con sus árboles centenarios, las ardillas corriendo y la gente tomando café rumbo al trabajo.
Regina tiene algo especial. Es una ciudad que mezcla lo tradicional con lo contemporáneo. Caminando por Scarth Street, encontramos cafés locales, pequeñas boutiques y murales coloridos. Uno de nuestros favoritos fue The Everyday Kitchen, un lugar famoso por sus cinnamon rolls (los mejores que hemos probado en Canadá). Si visitas Regina, tienes que probarlos.
Y lo mejor de todo, después de un día de caminatas y exploración, regresar a The Hotel Saskatchewan era como volver a casa… pero una casa de ensueño. Su spa, el Damara Day Spa, fue nuestro refugio perfecto para relajarnos después de estar descubriendo Saskatchewan.

Sabores, cultura y rincones imperdibles
Uno de los grandes placeres de viajar es probar nuevos sabores, y Regina nos sorprendió con su escena gastronómica. Nos encantó el ambiente del Avenue Restaurant & Bar, con una cocina canadiense moderna que combina ingredientes locales con toques internacionales. El risotto de hongos y el salmón del norte fueron simplemente memorables.

Lo que más disfrutamos fue la gente. Los reginenses son amables, tranquilos y siempre dispuestos a recomendarte un lugar especial. En una conversación con una pareja local en el Regina Farmers’ Market, nos hablaron sobre cómo la ciudad combina naturaleza, arte y comunidad. Compramos miel artesanal y pan recién horneado, y fue uno de esos momentos simples pero memorables del viaje.
Por la tarde, volvimos al The Hotel Saskatchewan para descansar un poco antes de salir de nuevo. Decidimos tomar un café en el Circa 27 Lounge, el restaurante-bar del hotel, y fue una experiencia deliciosa. Desde su ventanal se puede ver Victoria Park y disfrutar un ambiente sofisticado pero cálido. El café era perfecto, el servicio excelente, y terminamos quedándonos más tiempo del planeado conversando y disfrutando el atardecer.
Regina tiene una vida cultural vibrante: el Royal Saskatchewan Museum, el Mackenzie Art Gallery y el Saskatchewan Legislative Building son visitas obligadas. Este último, con su arquitectura monumental y los jardines que lo rodean, nos recordó lo orgullosa que está esta provincia de su historia.
Esa noche, de vuelta en nuestra habitación, nos sorprendió lo silenciosa que puede ser una ciudad tan viva. Dormimos con una paz que pocas veces encontramos en nuestros viajes.
Naturaleza, tranquilidad y el encanto de lo clásico
Para seguir descubriendo Saskatchewan, visitamos el Wascana Centre, un enorme parque urbano que rodea un lago. Caminamos entre árboles dorados (porque fuimos en otoño), vimos patos, familias paseando y grupos haciendo picnic. Fue un recordatorio de lo que más nos gusta de Canadá: su conexión profunda con la naturaleza.
Después de tanto caminar, volvimos al hotel y decidimos probar su desayuno. Fue un festín. Los huevos benedictinos del Hotel Saskatchewan tienen fama en toda la ciudad y ahora entendemos por qué. El servicio fue impecable y el ambiente, lleno de luz natural y ese estilo elegante que caracteriza a la marca Autograph Collection, hizo que el momento fuera perfecto.
Algo que nos encantó del hotel es cómo combina historia con modernidad. Fue inaugurado en 1927 y ha recibido desde miembros de la realeza hasta artistas, pero cada rincón ha sido restaurado con cariño. Te sientes parte de la historia, pero sin renunciar al confort.
Antes de irnos, pasamos un rato en el gimnasio (porque sí, después de tanto cinnamon roll hacía falta 😅) y luego simplemente disfrutamos del silencio y la comodidad de nuestra habitación.

Regina fue una sorpresa maravillosa. Es una ciudad tranquila, amable y con una elegancia discreta que conquista. Y The Hotel Saskatchewan fue la base perfecta para vivirla al máximo: un lugar donde el lujo se siente natural, donde ca
da detalle cuenta y donde realmente se descansa.
Si estás planeando visitar Regina, este hotel no solo te hospedará: te regalará una experiencia que recordarás por mucho tiempo.
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